Entré en la sala, gritando, pidiendo un minuto de silencio.
Todo fue perfectamente como lo planee, el silencio se tomo el lugar.
Miré hacia adelante y grite.
¡Pido una explicación!
Una respuesta.
¿Que esta pasando?
¿Que estamos haciendo?
¿Pueden los muertos volver a respirar?
¿Puedo yo volver a sentir?
Nadie respondió, entre la gente aparecieron los ojos que muy bien conozco.
Estamos viviendo, me dijo luego de regalarme una sonrisa.
Baje del cielo y camine lentamente hasta la puerta, devolví la mirada.
La sonrisa seguía ahí, y yo comenzaba a vivir algo extraño pero gratificante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario