sábado, 19 de septiembre de 2009

Las Putas y las más putas



Veamos cómo día a día o mejor noche a noche ellas se esfuerzan por llevar dinero para alimentar familias, o solo porque quieren. Pero son excluidas de la sociedad por aquel oficio tan mal viste desde el comienzo de nuestros días, pero analizando nuestra humilde sociedad quien es más putas ellas que trabajan en eso o aquellas señoras dueñas de casa que día a día tienen que complacer al marido cansado después de su trabajo y mas enzima lo hacen gratis.

viernes, 4 de septiembre de 2009

No eat!


EatEatEatEatEatEatEatEatEat!

Sutil Y delicado # 8


-Sensaciones, sensaciones, sensaciones, es que ya no puedo sentir otra cosa sino que solo sensaciones inútiles que hacen despertar y volarme hasta más allá de las nubes-dijo Sofía justo antes de besar a Máximo.
De hace más de un mes que Sofía y Máximo pasaban la mayoría de las noches juntos, poco a poco empezó a crecer ese cariño que ambos sentían por el otro. Miradas que hacían temblar las cumbres más altas de la tierra.
Ella había conseguido un trabajo en aquel café donde siempre recurría a escapar del mundo, el seguía con su taxi, pero con una nueva rutina, todas las noches pasaba a buscarla en aquella esquina que la recogió la primera vez que la conoció.
Ahí estaba ella como en un día normal parada con su cartera y su mirada provocativa y perdida a la misma vez, en el momento en que vio acercarse el taxi de Máximo ella sabía lo que iba a decirle. Al llegar adonde ella estaba, inmediatamente se detuvo y ella subió.
-Al Hotel Principado, por favor.
-Otra vez con lo mismo- Le dijo máximo al mismo tiempo que se volteaba para besarla y luego ambos reírse.
Para Sofía estar con Máximo le hacia la vida más fácil, más feliz. Ya ella había olvidado todo lo que había ocurrido, aunque de vez en cuando recibía una llamada, que le volvía a abrir los sentidos pero ahí siempre estaba Máximo para que con sus caricias y palabras bonitas borrar todas esas cargas que poseía Sofía al momento en que la conoció .Su amor hacia ella iba creciendo día a día, Tanto así que por las noches mientras ella se dormía a su lado el se envolvía en un manto de fantasía observando a la mujer que para él era su princesa en su vida de hadas y castillos. Recorrer el cuerpo de Sofía con su mirada se había convertido en uno de sus pasatiempos favoritos, aparte de tocar sus labios con la punta de sus dedos, cada noche recordaba todo relacionado con ella. Nunca se quería separar, jamás la iba a perder. Máximo estaba dispuesto a entregar su propia vida para proteger a esa mujer que le robo el sueño, al igual que el corazón.

Todos los días mientras se sentaban a comer, los dos consumían sus miradas en el océano de recuerdos y amor que ambos habían creado en tan poco tiempo
La lluvia caía despacio y armoniosamente ya se había acabado el sutil y delicado invierno en Sevilla, pero empezaba un sutil y delicado invierno en Argentina, como también comenzaba su nueva historia de amor. Esa historia de amor que ella no esperaba encontrar, ni que él andaba buscando.


Ambos perdidos en una ciudad solitaria caminando sin rumbo alguno hacia un lugar mejor, donde nadie encontrara ese océano de pasión que ambos fueron creando con lágrimas por la pena de amores anteriores.
Y así todo se le iba olvidando lentamente, sería un perfecto final para una historia tan simple y delicada, pero faltaría algo una gota de muerte o suspiro, mejor dejemos todo así, que el resto se consuma y que lo cree tu mente la misma que se imagino todo lo ocurrido.

- Así un perfecto final o nos consumimos en los mas tristes episodios de la vida de un ser humano, dejate llevar pierdete en este mundo de control absoluto , vive del amor , olvida las palabras falsedad y capricho- le dijo Sofía mientras se despedia de maximo en el Aeropuerto.

The end?

martes, 1 de septiembre de 2009

Sutil y Delicado #7



-Nunca pensé que te iba a volver a ver- le dijo Máximo en el mismo momento que ella lo observaba distante y un poco distraída- Después que recibí tu llamaba me quede pensando algunos momentos, si realmente era cierto o será una broma.


-¿Por qué desconfiar de mi?-le pregunto ella con una pequeña sonrisa en su rostro.


Después de algunas horas de conversación, recostados en el césped perdiendo su miraba en esas estrellas, infinitas, delicadas donde uno puede perderse y no volver jamás de aquel mundo interminable de constelaciones planetarias.


La brisa golpeaba sus rostros con un hipnotizante olor a ciudad, el cual le provoca una leve excitación mezclado con miradas frenéticas de deseo.


-¿Por qué llegaste ahí?-le pregunto él, delicadamente cerca de su mentón.


-Por escapar- Contesto involuntariamente -En Sevilla los problemas me consumieron, y necesitaba escapar. Siempre soñé con conocer Argentina y un día sin pensarlo estaba sentada en el avión con dirección aquí, dicen que las mejores cosas son las que pasan sin premeditación.



-¿Y te arrepientes de conocerme?-Pregunto él un tanto dudoso y tímido.


-Y quien dijo que nos conocemos-le respondió ella en el mismo momento que le daba una sonrisa de aprobación y en ese instante se puso en pie.


-¿Adónde vas?-le pregunto el siguiéndole a corta distancia.


-A olvidar- Contesto ella volteándose para mirarlo a la cara-A sumergirme en mis ilusiones, esas ilusiones que fueron rotas que sean borradas por el rocío de un mañana, aquel mañana sin él, ese hombre que me hizo volar hasta acá, él que me obligo a alejar mi mente del amor- contesto esa con esa sensación abrumadora de dolor.


Horas más tarde sus ojos destellantes, se hundían en un océano de pasión, caricias violentas y delicadas, besos que consumían hasta su ultima gota de deseo desenfrenado. Un placer que recorría su cuerpo por completo, desde la mente hasta su vientre, y perdiéndose en sus pies. Aquellos pies que estaban cansados de recorrer el camino interminable y difícil de la vida.


Ya ambos consumiéndose en aquel fuego delicado. Al sentir ese aliento en su oído ella iba olvidando lentamente que estaba ahí, como llego hasta Argentina, como llego hasta la cama de Máximo ese que la hacía temblar de solo mirarlo.


Solo se olvida y se marchita con el paso del tiempo, vamos alejándonos de la realidad y perdiéndonos en la fantasía del deseo, un deseo inevitable que pocas personas pueden dejar de recordarlos.


Un éxtasis emocional, que te invita a perderte en las comisuras más infinitas de la tierra. Llegar hasta el fondo del mar, y hasta la montaña más alta jamás descubierta. Una tierra de fantasías no infantiles, sino perversas y delicadas.

Sutil y Delicado #6



Lenta y Sigilosamente caminaba Sofía por las angostas calles de un antiguo barrio de Argentina. Al llegar a la esquina siguiente, Sofía doblo a su izquierda y se encontró lo buscaba. Un pequeño pero muy elegante café, sus puertas de una madera muy antigua por su aspecto junto a la puerta tenia pequeña fuente de agua con la figura de tres humanos en miniaturas. Fuera del café había algunas mesas en un orden asimétrico cada una con dos sillas de cuero café con terminación en un hilo color amarillo.

Al entrar Sofía se sentó sola junto a una mesa que se hallaba junto a la ventana del recinto que daba a una calle muy poco transitada.


-Un café simple por favor- Pidió Sofía al camarero con una voz habitada de emociones mezcladas con su desencanto habitual.

Al otro lado de la calle ella pudo observar el inocente y angelical juego de unos niños que ahí se encontraban, así lentamente su mente viajo, a ese lugar , aquel preciso momento del primer encuentro con el que seria desde ese instante el amor de su vida. Lo recordaba como si hubiera sigo ayer, el con la violenta y brutalidad que caracteriza a los niños de esa edad, ella con la bien guardada ternura momentánea desvanecida con las ilusiones de cada persona.

En ese instante de nuevo esa sensación invadió su mente, esa que le provocaba querer perderse en el vacío y siniestro de una muerte sin explicación.

-El tiempo transcurre rápidamente, fugaz a una velocidad que trasciende los sentidos necesarios llevándote a esa sima incontrolable de placer y delicioso dolor –Pensó ella mientras sus lágrimas se deslizaban por su cara perfecta hasta encontrase con sus labios y así mojarlas con esas gotas de dolor, hasta perderse en la infinitud de su mentón.

- La cuenta, por favor- pidió al camarero en el instante que dejaba que su cuarto cigarrillo de la tarde se consumiera en el cenicero de la mesa contigua, exactamente como se consumían sus ganas de llorar. En seguida se puso de pie secándose su rostro y decidió salir a perderse en esas calles que ella no conocía.

Momentos después de atravesar la calle y sentarse junto a esos pequeños que jugaban, decidió encontrar un teléfono, camino unas cuantas cuadras y ahí estaba se acerco lentamente levanto el auricular y marco dudosamente número por número, cuando termino de marcar la inseguridad la invadió completamente pero ya era muy tarde. Al tercer tono él con la misma voz contestó.

continuara...