sábado, 22 de diciembre de 2012

Collage itinerante

Me acuesto a mirar el techo. Cuento los gránulos de gravilla que hay en él.

Uno
      Dos
            Tres
                  Trecientos setenta y siete

Cuando no quiero pensar me acuesto a mirar el techo, pienso en lo que vendrá y en lo que paso
En que nunca debí seguir tus pasos, en que nunca debí seguir los pasos de nadie... Si no solo dejarme llevar
Me acuesto a mirar y cuento las flores del cubrecama, el cual me oculta de una realidad sonora que no me agrada, que no me satisface, que no me deja pensar que son solo sonidos vacíos.

Camino con un pie adelante y el otro atrás,
me gusta que el talón toque los dedos
y los dedos toquen el talón.
Mientras yo miro el sol tan grande y lejano.

Siempre las realidades son distintas, hay varias personas distintas,
 nunca nadie es igual,
no son todos iguales,
no hay nadie que se parezca a mi.
ni menos a ti.
No significa que seas único.

Traté de comprender las matemáticas,
tanto
como traté de comprender mis errores

L O S E R R O R E S Q U E Q U I Z E C O M E T E R

No me arrepiento de nada, ni de nadie porque yo me tendí y mire ese techo rayado, lleno de pasado que quise hacerlo presente, yo mire por esa ventana del baño esperando salir volando. Yo mojé mis labios a la fuerza, yo sangre a la fuerza, yo grite a la fuerza, todo lo hice a la fuerza por mi, por sentirme semicasi completo.

 Son noventa flores en el cubrecama, son sesenta segundos en mi reloj, son tantos días perdidos.

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