Las hojas caen de sus nidos junto a las ramas, el sol se oculta tras tus ojos y lentamente salen esas nubes que escuren todo. El tibio aire se va como mi sonrisa y llega esa fría brisa.
Se miraron, ella frente a el. Lejos, el miraba hacia la nada y creía que nadie podía observarlo. Ella lo observaba creía que nadie podría separarlos. El se pone de Pie y se va continua con su rutina matutina de ejercicios, ella se levanta cree que lo perderá, corre detrás de el. El llega a un café se voltea y la mira.
Fueron unas de esas miradas que uno nunca olvida. Ella se voltea y se va.
-Espera- le dijo tomando su brazo. Ella se detiene y lo vuelve a mirar. -¿Te invito aun café?- le ofreció el.
-No, nos vemos luego- dijo ella y echo a correr.
-¿Luego cuan…?-Grito el mientras ella se alegaba sin voltear
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