domingo, 30 de agosto de 2009

Sutil y Delicado #4



Al bajarse del avión Sofía ya se sentía mejor estaba lejos de lo que ella quería estar, se sentía cansada, desde la última vez que vio a Julián que ella no dormía nada. En el avión se dejo llevar por recuerdos, bellos y olvidados recuerdos. Camino por las desconocidas para ella calles de Argentina. Su devastada cara con el poco maquillaje que le quedaba después de largas horas de lamentaciones incomprendidas solo se podian comparar con su corazón devastado por su amor hacia un mentiroso e inútil amante de la inocencia.



Dejo de pensar en su razón y se dejo llegar por sus emociones esas que la consumían y nos consumen día a día.



Las calles estaban oscuras y se sentía una húmeda y tibia brisa desde el norte, la gente que por allí pasaba solo se preocupaba de dejar ese maldito y odiado olor a problemas y sacrificios invaluables, y así convirtió esa ciudad en cenizas de ilusiones quemadas por el desamor y la ilusión desvanecida.



-¿Dónde estás?, te he llamado millones de veces por favor necesito explicarte que paso contesta el teléfono-Le dijo Julián a la contestadora después de haber dejado veinticinco mensajes en el buzón de voz de Sofía. Después de la llamada número cincuenta Sofía contesto.


Ya caía la noche en las calles de Argentina, Sofía se dirigía a su hotel ahí pasaría la noche y mañana seguiría su camino hacia la oscuridad de su alma.


Necesita algo para olvidar a ese hombre que le destrozo el corazón, la vida y las ilusiones de ser feliz.


Ella no sabía lo que él le diría, tampoco quería saberlo para ella el ya estaba muerto. Pero el amor seguía retenido en su corazón esperando el momento para salir. En ese instante paro el taxi para llegar a su hotel, ya no tenía ganas de caminar por esas calles que hacían que su mente se llenara de melancolía.


-Al Hotel Principado por favor –le dijo ella sin mirar al conductor. Pero el si la miro y al ver su cara de reciente dolor pensó que lo mejor era conversarle.


-Buenas Noches soy Máximo y ¿tú cómo te llamas?- pregunto él sin vacilar con su acento Argentino.

continuara...

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