sábado, 29 de agosto de 2009

Sutil y Delicado #3



Julián ya no sabía qué hacer recorrió calles, hospitales, sin saber donde se encontraba Sofía ya pasada la madrugada se dio por vencido camino hacia la pieza de su hotel y ahí recostado en su cama recorrió lentamente cada espacio de su memoria, esa memoria que casi su totalidad era de Sofía.


Poseerla fue una ilusión, un pecado, una mentira sin verdad, un abismo de igualdades. Con solo mirarla él sentía que su piel se quemaba lenta y fugazmente convirtiéndolo en un clavel de pasión .Un clavel de pasión que necesitaba agua para sobrevivir esa agua que solo le producía Sofía.


Millones de sensaciones se fueron apoderando de su mente, su cuerpo, su alma. La ira se apoderaba de sus pensamientos poco a poco fue sintiéndose vulnerable hacia la necesidad de no poder estar sin Sofía.-Pude estar sin ella cinco años-Grito sin que nadie lo escuchara. Pero no sabía porque si aguanto tanto tiempo sin ella, ahora no podía dejar de pensar, necesitaba explicarle, necesitaba verla, necesitaba sentir sus labios lentamente incrustándose en los suyos y así lentamente perdiéndose en la cotidianidad del momento esa cotidianidad.


La desesperación se apoderaba de Julián lentamente dejando atrás su tranquilidad que lo caracterizaba. Ya eran las siete de la madrugada ese sol de Sevilla lo despertaba. Sus sueños fueron pesadillas mezcladas con el fuerte deseo de ver a Sofía.


-Un pasaje a Argentina por favor, lo antes posible-solicito Sofía en la cabina del aeropuerto, sin pensarlo ella había tomado una decisión y nadie la haría cambiar de parecer.

Continuara...

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